Mis empleados se están quejando del olor corporal de un colega. ¿Qué debo hacer?
Q: Un empleado está yendo a trabajar con un mal olor y algunos colegas se han quejado. ¿Cómo debo abordar esta situación?
A: Este problema es más común de lo que puedas pensar y es necesario gestionarlo de manera sensible para no causar ofensa. En un entorno profesional, es fundamental que todos los miembros del personal se presenten al trabajo de manera presentable, especialmente cuando están en un puesto de cara al cliente.
Muchos lugares de trabajo tienen un código de vestimenta que generalmente incluye normas de higiene, y “presentable” suele significar limpio y bien arreglado.
Si el mal olor corporal de un empleado se está convirtiendo en un problema, debes abordar la situación de manera amable y considerada. Programa una conversación privada con ellos para explicarles la situación de manera sensible. A nadie le gusta sentir que es objeto de chismes de oficina, así que asegúrate de no decir que alguien se ha quejado.
En su lugar, pregunta sobre su bienestar y vida personal para ver si ha surgido algún cambio en su situación, como problemas de vivienda o una ruptura sentimental, que podría hacer que el empleado no pueda ducharse o lavar su ropa.
Si tu empresa cuenta con instalaciones como duchas o servicios de lavandería, ofrecer esto al empleado para que lo use a su discreción podría ser de gran ayuda, si es apropiado.
Recuerda que el mal olor corporal también podría ser un síntoma de una enfermedad oculta, por lo que es importante no sacar conclusiones precipitadas ni actuar de manera discriminatoria. Por ejemplo, la hiperhidrosis es una condición en la que las personas no pueden regular su temperatura corporal, lo que significa que quienes la padecen sudan profusamente, lo que a menudo causa un fuerte olor corporal. Los sofocos causados por la menopausia también pueden provocar sudoración.
Si el empleado te revela una condición médica, entonces analiza qué ajustes razonables puedes implementar para ayudarles a regular su temperatura lo máximo posible, como ventiladores portátiles o modificaciones en el código de vestimenta.
Tener esta conversación también podría animar al empleado a buscar consejo médico si no tiene un diagnóstico pero tiene síntomas como mal olor corporal o sudoración excesiva. Sé flexible en cuanto a brindarles tiempo libre para que puedan asistir a consultas médicas o investigar más a fondo. Refiérelos a tu programa de asistencia al empleado (EAP, por sus siglas en inglés) si es apropiado, para brindarles apoyo y aliviar cualquier preocupación que puedan tener.
Todas las empresas deberían contar con un EAP para ayudar a los empleados en situaciones como esta. También puede brindar apoyo a un empleado que pueda ser víctima de acoso debido a su mal olor corporal.
Si, después de haber tenido estas conversaciones con el empleado, la situación continúa, podrías considerar procedimientos disciplinarios. Como en todos los despidos, deberías seguir un procedimiento justo dependiendo de su tiempo de servicio. Esto puede implicar llevar a cabo una investigación y/o procedimientos disciplinarios.
Cabe destacar que, si el empleado sufre una condición médica que causa su mal olor corporal, esto podría estar cubierto por la Ley de Igualdad de 2010. Por lo tanto, no debes buscar despedirlo basándote en su mal olor corporal, ya que esto podría dejarte expuesto a una demanda por discriminación.
Peter Done es cofundador y director gerente de Peninsula, una empresa especializada en asesoramiento sobre derecho laboral, recursos humanos y salud y seguridad laboral.